Que los animales pasan por un duelo cuando pierden a un compañero es un hecho. Es un proceso emocional que todos los seres sintientes debemos pasar en algún momento de nuestra vida. Entendiendo como seres sintientes, a esos que contamos con la capacidad de sentir o percibir sensaciones de forma subjetiva. Ya sea tristeza, dolor, alegría, etc.
Por suerte, la nueva ley de bienestar animal, quiere reconocer de una vez por todas que muchas especies animales están dotadas de sensibilidad. Entre ellas, el perro y el gato. Esto puede ayudarnos a entender que, por supuesto, ¡ellos sienten! Ellos también saben amar y sufrir una pérdida. Y por eso, creemos importante hablar de esto, porque existe el duelo entre animales, por los animales, y de animales hacia las personas. ¿Y es algo malo? Claro que no.
Índice de Contenidos
¿Duelo por una persona?
¿Quién dice que no? Cuantas veces habremos escuchado historias de animales de compañía que han sido abandonados por sus humanos, y estos poco a poco, con su profunda tristeza, se dejaban ir, dejando de comer, sin querer interactuar, alejándose del contacto con otros humanos por miedo a que les hicieran daño o a volver a ser abandonados. El dolor que nosotros conocemos cuando estamos tristes, con el que queremos estar a solas para pasar un duelo, también lo sienten los animales, y actúan en consecuencia a ese dolor, hasta que vuelven a coger confianza.
Si ya sabemos que nos aman, ¿cómo no van a sufrir al perdernos?
¿Cómo le ayudo a superarlo?
Siempre podemos creer que como son animales, y no siempre son capaces de comprender, por su falta de razonamiento como el nuestro, no necesitan que los acompañemos cuando hay una pérdida. ¿Y por qué no? Siempre es mejor acompañado. El amor que les ofrecemos en el día a día, para muchos animales de compañía es la parte más importante de su vida. Más en el caso de los perros, que como ya comentamos en el anterior artículo del blog, son muy gregarios y sociales. Los gatos, en cambio, puede ser que en algunos casos sean un poco más solitarios.
Cuando de repente alguien se va, un compañero, o un humano, hay un vacío. Y aunque no sepan explicar por qué, sienten ese vacío como nosotros lo sentimos pero sin entenderlo, sin saber explicárselo. Y merecen, aunque no lo entiendan, un poco de cariño extra para que vean y sientan que nosotros seguimos ahí y no nos vamos. Un poco de palabras buenas y positivas para hacerlos tener un día más ameno.
Nosotros también sufrimos sus pérdidas, ¿qué podemos hacer?
Es obvio que nosotros, al entender las pérdidas, las sufrimos más que los animales. Nosotros tenemos esa capacidad de preguntarnos tantas cosas, que no podemos evitar maldecir el momento en que un ser querido o amado, se va y no va a volver. Y en realidad, seguro que muchos estáis de acuerdo en esto, que duele muchísimo ver como debes despedirte y no volverás a ver a esa animal. Y que además, ese ser tan pequeño que has cuidado y hecho crecer, no lo entiende.
Y es por esto que cuando llega ese momento en que nuestro compañero de aventuras debe irse, es tan importante acompañarlo en su final. ¿Por qué? Porque cuando no entiendes qué ocurre, es mejor saber que te están mirando con amor y diciéndote cuánto te aman. Porque no entienden las palabras, pero nos leen las miradas y las caricias.
¡No es nada raro! ¡Es normal!
Es normal que mucha gente no entienda estas cosas. Es normal porque no todo el mundo tiene el mismo apego por un animal. Ya sea porque nunca han tenido uno en casa o porque simplemente lo ven como una especie demasiado distinta y lejana a nosotros. Pero hay personas que sí tienen este apego, porque en muchas ocasiones estos animales nos dan vida. Muchas veces nos solucionan problemas y nos ayudan en el día a día, como es el caso de animales de asistencia. Muchos de ellos nos salvan la vida constantemente. Incluso sin ser de asistencia, nos sacan sonrisas cuando menos ganas de sonreír tenemos, cuando pasamos por una mala época. Muchas veces nos salvan de un mal día, cuando quieren jugar un rato con nosotros o pegarnos unos cuantos lametazos, cuando quieren dormir en nuestro regazo o pegados a nosotros aunque estemos muertos de calor en pleno verano.
¡Claro que los amamos! ¿Y qué? Al final, cada uno ama lo que quiere amar. Es muy bonito amar a los seres pequeños de los que queremos cuidar hasta el final.
0 comentarios