Guía de ladridos de perro

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¿Te preguntas por qué tu perro no para de ladrar? Los ladridos son una de las formas más comunes que tienen los perros para comunicarse, pero no todos significan lo mismo. Pueden ser una expresión de alegría, miedo, advertencia o simplemente una forma de pedir atención. Para entender realmente a tu perro y saber qué necesita o cómo se siente, es fundamental aprender a interpretar sus ladridos. En esta guía te explicamos los distintos tipos de ladrido, cómo reconocerlos y qué emociones o necesidades hay detrás de ellos. Porque cuanto mejor comprendas su lenguaje, más fácil será mejorar su bienestar… y también tu tranquilidad.

¿Cómo hablan los perros? 

Aunque los ladridos son el primer sonido en el qué solemos pensar al hablar de perros, nuestros compañeros peludos poseen un amplio abanico de sonidos y ruidos que usan para comunicarse y expresar sus emociones. Dentro de estas vocalizaciones podemos identificar:

  • Ladridos: que pueden indicar alerta, aburrimiento, advertencia, juego, demanda de atención, miedo, excitación.
  • Aullido: que pueden aparecer ante la reacción a un ruido (sirenas), la soledad, el reconocimiento individual o hasta señales para la protección de un territorio.
  • Gruñido: aunque suele ser reconocido como una señal de amenaza, también es un sonido que algunos perros realizan durante el juego.
  • Lloriqueo: como forma de saludo, señal de apaciguamiento, frustración, miedo o búsqueda de atención.

Como sucede en todas las comunicaciones caninas, vocales y gestuales, es esencial entender el contexto en el que sucede esta vocalización para poder comprender su significado.

¿Por qué mi perro ladra?

Ladrar es una forma de comunicación. Se considera una característica “neoténica”, es decir, un rasgo de los cachorros y los perros jóvenes que se ha mantenido en los perros adultos a través de la domesticación. De hecho, a lo largo de la historia, los humanos han seleccionado a ciertos perros precisamente por su capacidad para ladrar: para pastorear, cuidar rebaños o advertir de peligros.

Algunas razas como los Terriers fueron criadas para ser especialmente vocales, mientras que otras como los perros nórdicos vocalizan mucho menos. Por eso, entender por qué ladra tu perro requiere observar su raza, temperamento, historia y el entorno en el que se encuentra.

Teniendo esto en cuenta, podemos estudiar ciertos parámetros para facilitarnos la comprensión de los ladridos: 

  • Tono: pueden ser graves o agudos. Los agudos suelen asociarse a situaciones con una emocionalidad alta (sobreexcitación, estrés, miedo), mientras los graves pueden indicar alerta o protección. Ten en cuenta que el  tamaño del perro puede influir en el tono de los ladridos y causar confusiones sobre todo en las razas de tamaño más pequeño o grande. 
  • Frecuencia: pueden ser ladridos aislados, repetitivos, rápidos o lentos. Estas variables señalan la urgencia y el estado emocional en el que se encuentra el perro. 
  • Duración: nos da información sobre la permanencia del estado emocional del perro. Un ladrido breve seguramente comunique sobre una emoción puntual del perro y un ladrido más largo nos indicará una continuación en el tiempo. 

La información sobre la frecuencia, el tono y la duración de los ladridos genera distintos patrones que suelen tener una motivación concreta. A continuación tienes una guía práctica que te ayudará a traducir los ladridos de tu perro. 

Tipos de ladrido

El ladrido es la vocalización más estudiada en el perro. Aunque no es una ciencia exacta, a través de los diferentes tipos de ladridos podemos ayudarnos a comprender sus emociones y necesidades. 

  • Excitación: se caracteriza por una frecuencia alta, tono agudo y patrones rítmicos breves, acompañados de movimientos lúdicos. Suelen estar acompañados de una emoción intensa, por lo que el ladrido se vuelve repetitivo y sostenido. Suelen aparecer en momentos de juego, en los encuentros sociales o ante la anticipación de una actividad emocionante. 
  • Ansiedad: los ladridos agudos y persistentes, acompañados de conductas compulsivas como deambulación, rascados, lamidos o temblores. Son el reflejo del malestar emocional del perro y suelen hacer pausas breves donde el perro busca respuesta.
  • Miedo: similar al ladrido de ansiedad, pero con un tono más alto y urgente. Suelen empezar con un gruñido y lo arrastran durante el ladrido. Este ladrido surge del reflejo instintivo del perro para defenderse ante un estímulo percibido como una amenaza y suele ir acompañado de un retroceso para huir o un levantamiento de los belfos para enseñar los dientes y asegurar la distancia. 
  • Frustración: ladridos constantes y repetitivos, generalmente a volumen elevado y ritmo acelerado, motivados por la incapacidad de acceder a un objetivo (un juguete, otro perro, atención). 
  • Demanda de atención: muy parecidos a los ladridos por frustración, son vocalizaciones persistentes y moderadamente altas, con un tono agudo y repetitivo, dirigidos a obtener satisfacer alguna necesidad o deseo del individuo. Suelen ir acompañados de conductas como sentarse frente al tutor, mirar fijamente, ponerse encima, perseguir al tutor y lloriquear para conseguir su objetivo.  

Ante un estímulo que es considerado una amenaza, tenemos 3 tipos de ladridos: 

  • Aviso: es un sonido corto y penetrante, similar a un "bof", que busca alertar sobre una situación repentina o inesperada. Su función es alertar sobre la presencia de un estímulo o cambio en el entorno que le genera inseguridad y que puede percibir cómo una señal de amenaza. 
  • Guarda: se reconoce por ser un un ladrido breve y profundo, frecuentemente acompañado de un gruñido gutural como "grrr-guau-guuau-grrr". Es una advertencia clara y muestra la intención de protección ante el estímulo amenazante.
  • Amenaza: el ladrido se vuelve más prolongado y repetitivo. El tono puede variar según la percepción del perro ante la amenaza y suele ir acompañado de miradas fijas, piloerección o posturas rígidas, entre otras, que son señales corporales de alerta o amenaza. Los ladridos cesan al alejarse o cambiar la percepción de la amenaza.

Aunque son menos comunes, es importante saber identificar otros tipos de ladrido y acudir a un profesional especializado: 

  • Dolor: vocalizaciones agudas intermitentes o gemidos. Suelen estar acompañadas de comportamientos inusuales cómo inmovilidad, esconderse o irritabilidad, además de señales físicas que indican malestar o dolor. Hay que acudir al veterinario.
  • Estereotipias: secuencias rítmicas y monótonas (ejemplo: 5 ladridos cada 10 segundos), con tono uniforme y repetitivo. No son consecuencia de estímulos externos y reflejan un estado emocional típico de trastornos compulsivos o estrés crónico. Es un ladrido común en perros con falta de enriquecimiento ambiental o en situaciones de confinamiento.
  • Disfunción cognitiva: con ladridos sin contexto y erráticos. Sobre todo se dan en perros senior y son resultado de la desorientación y el miedo derivados del deterioro cognitivo y neurológico. Suelen ir acompañados de conductas como la deambulación o las estereotipias.

¿Los ladridos de tu perro son demasiado frecuentes, excesivos o muy estridentes? Consulta nuestro artículo Trucos para que un perro no ladre

Conclusión

El ladrido no es un problema en sí mismo: es una herramienta de comunicación. Lo importante es aprender a identificar cuándo un ladrido es normal y cuándo puede estar indicando un malestar emocional, una necesidad no cubierta o incluso un problema de salud. Observar el contexto, prestar atención al tono, la frecuencia y la duración, y sobre todo conocer a tu perro, te permitirá responder de forma adecuada y mejorar vuestra convivencia. Y si tienes dudas o te preocupa el comportamiento de tu perro, no dudes en acudir a un educador canino o a un veterinario etólogo. Escuchar a tu perro empieza por entender su voz.

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