Aparte de las donaciones, también podéis ayudar con:

• Mantas
• Camas
• Material de limpieza
• Ropa de abrigo

Cualquier cosita les viene bien, ya sea nuevo o de segunda mano.

Si os queréis poner en contacto para adopciones, podéis consultar su web, Facebook o Instagram

Para aquellos que os interese, os queremos contar un poquito sobre la historia de este grupo de ayuda:

“Eva dejó de trabajar en una cafetería de Barcelona, porque no le compensaba. Tras pasar un año cuidando a Triana, perrita rescatada en Zaragoza con 20 días, le comentaron que se trataba de un bodeguero. Buscando la raza a la que pertenecía se dio cuenta de que no parecía un bodeguero. En esa misma búsqueda, le aparecieron miles de publicaciones de perritos bodegueros abandonados. Ahí fue cuando ella se dio cuenta de que había un problema muy serio con esta raza de perros. Continuó con la búsqueda y encontró una camada en Cádiz, se puso en contacto con la responsable y decidió ayudarla a encontrarles una familia. De ahí empezaron a ayudar en todas las acogidas, iba a Cádiz y los traía a Cataluña.

Antes, Eva vivía en un piso con 2 gatos y 3 perros, pero se trasladó a la casa Gabera, para darles una vida mejor a todos sus pequeñines. Conoció a sus compañeras de la asociación a través de un grupo de WhatsApp de gente a las que les gustaba los bodegueros en Barcelona. Como Eva ya había ayudado a muchos perros abandonados, les comentó que podrían hacer algo entre todos. Entonces, apareció el caso de Manolo, un perrito con leishmania que estaba muy mal, e hicieron un evento fotográfico solidario, ya que una de ellas era fotógrafa, el dinero recaudado se envió para Manolo. Al ver el éxito de esa acción, Eva decidió plantear un proyecto más grande, la asociación, a la que todas decidieron tirarse de cabeza. Finalmente, solo han quedado 3 componentes de GAB, las únicas que pueden dedicarle el tiempo necesario.“

Desde la familia de Guau&Cat queremos darle las gracias a este pedazo de equipo, primero por permitirnos conocer a gran parte de sus peludos, muchos de los cuales nos queríamos llevar a casa, pero sobre todo por abrirnos los brazos a la Casa Gabera.