Como adiestrar a un perro
Cuando pensamos en adiestrar a un perro, lo primero que nos viene a la mente es un perro obediente realizando trucos como “sentado” o “quieto”. Pero entrenar con nuestro compañero peludo es mucho más que eso: se trata de enseñarle habilidades concretas, ya sea para facilitar la convivencia en sociedad, para ofrecerle una actividad de estimulación mental o para fortalecer nuestro vínculo con él.
En este blog vamos a contarte todo lo que necesitas saber sobre el adiestramiento: qué es realmente, cómo funciona, qué herramientas te pueden ayudar y cómo empezar a practicar ejercicios sencillos en casa. También hablaremos de la diferencia entre el adiestramiento y la educación canina, porque entenderla es clave para crear una relación más respetuosa con tu perro. Además, si te preguntas cómo adiestrar a un perro adulto, verás que nunca es tarde para enseñarle nuevas conductas con paciencia, coherencia y refuerzos positivos.

Adiestramiento VS Educación
En la convivencia con nuestros perros, es habitual escuchar los conceptos adiestramiento y educación canina entremezclados cómo si fueran lo mismo, pero la realidad es que sus objetivos y funciones son muy distintas. Entender de qué se trata cada uno y aprender a diferenciarlos es clave para mejorar la convivencia con nuestro perro.
¿Qué es el adiestramiento?
Cuándo hablamos de adiestramiento nos referimos a aquella actividad que se basa en enseñar comandos o acciones específicas a nuestro perro, como sentarse, tumbarse, quedarse quieto o venir a la llamada.
La palabra adiestrar, viene del latín "dexter" y significa "hacer diestro" o "guiar hacia lo correcto" y principalmente, se trata de entrenar con nuestro perro para que responda de forma efectiva y precisa a las órdenes que le pedimos.
Es muy importante tener en cuenta que, aunque la obediencia puede ser útil para momentos puntuales de nuestra vida diaria o para la práctica de deportes caninos, no profundiza en el origen de los comportamientos de nuestros perros y puede llegar a difuminar o esconder algunos problemas de comportamiento sin llegar a resolverlos.
¿Y la educación canina o modificación de conducta?
Se basa en mejorar la forma en la que el perro gestiona sus emociones, entornos y respuestas ante estímulos. Para conseguirlo, en lugar de enseñar comandos u órdenes, se realizan modificaciones en el entorno y las rutinas del perro buscando su máximo bienestar, para después trabajar en alternativas para aquellas conductas que resultan problemáticas.
El objetivo de este método, es enfocarse en el origen del problema y conseguir que el perro gestione un entorno o estímulo de forma diferente a como lo hacía hasta ahora, con el fin de mejorar la convivencia con su familia.
¿Cuál es mejor?
No hay uno mejor que el otro, sino que son herramientas diferentes con utilidades y objetivos distintos. El adiestramiento busca enseñar una acción concreta y la educación trabaja en el origen del comportamiento, ofreciendo herramientas al perro para que aprenda a gestionarse mejor. En resumen, un problema de comportamiento no se puede adiestrar.
Por ejemplo, si un perro reacciona con miedo o agresividad ante otros perros, no servirá enseñarle a sentarse, ya que su emoción ante los otros perros no cambiará por estar sentado y en algún momento este comando podría no funcionar. Lo que realmente necesita es entender que existen conductas alternativas para gestionar mejor ese momento.
Aún así, muchos trabajos de modificación de conducta, suelen apoyarse en ejercicios de adiestramiento como recurso complementario a la terapia. Por ejemplo, entrenar la capacidad de cambiar de foco a un perro reactivo para mirar al guía en lugar de enfocarse en otro perro, en los primeros pasos de una estrategia de modificación de conducta más completa. Entrenar la obediencia, siempre que se aplique de forma racional y con un enfoque que priorice la comprensión del perro, puede ayudar a mejorar la gestión emocional del perro, además de ofrecer una actividad de estimulación mental y fortalecer el vínculo con los tutores.
No se trata de tapar los problemas con órdenes, sino de construir una relación basada en el respeto, la empatía y el conocimiento de sus necesidades.

Cómo iniciarse en el adiestramiento
Muchas personas se preguntan, por ejemplo, cómo adiestrar a un perro para que no ladre de forma excesiva, especialmente si el ladrido genera molestias a vecinos o impide un ambiente tranquilo en casa. En estos casos, es fundamental entender por qué ladra: ¿está aburrido, estresado, frustrado o simplemente buscando atención? A partir de ahí, el adiestramiento puede ser una herramienta útil para enseñarle comportamientos alternativos, trabajar el autocontrol y modificar su respuesta ante ciertos estímulos. No se trata de reprimir el ladrido, sino de redirigirlo hacia una conducta más adecuada y satisfactoria para todos.
Conceptos clave
Antes de enseñar comandos o trucos a nuestro perro, es importante conocer las bases del adiestramiento. Lo primero es identificar qué le motiva: eso que más le gusta y que llamamos reforzador. Puede ser comida, juego o felicitaciones sociales, y sirve para que la conducta deseada se repita. Cada perro tiene sus propios gustos, y no todos los reforzadores funcionan igual en todas las situaciones y a medida que aumentamos la dificultad de lo que pedimos, también debe subir el valor del reforzador.
Es importante no usar la comida como un señuelo constante, ya que si se convierte en una condición para realizar la acción, luego será difícil retirarla. El refuerzo debe desaparecer gradualmente, durante las primeras fases del entrenamiento, una vez el perro ha aprendido el comando. Ten en cuenta que usar bien los reforzadores evita confusiones y acelera el aprendizaje.
Algunos conceptos clave:
- Refuerzo positivo: Añadimos algo bueno para aumentar las repeticiones de la conducta deseada, pero no debe mostrarse como señal previa.
- Luring o señuelo: Guiamos al perro con comida, con la mano en forma de pinza a poca distancia de su trufa.
- Para entregar la comida: Siempre con la mano abierta, así evitamos pellizcos accidentales.
Materiales
Aunque la práctica del adiestramiento no requiere grandes inversiones en equipamiento, contar con el material adecuado puede facilitar mucho el proceso. Aquí te dejamos una lista con los imprescindibles:
1. Correa:
Contar con varias correas nos da versatilidad a la hora de trabajar distintos ejercicios o situaciones.
- Correa multiposición: Tiene tres enganches que permiten ajustar la longitud según lo que necesitemos en cada momento. Puede ir bien en paseos o entrenamientos por entornos urbanos.
- Correa larga (5 a 10 metros): Perfecta para trabajar la llamada o ejercicios de distancia. Le ofrecemos al perro una semi-libertad sin comprometer la seguridad.
2. Reforzador:
Como hemos explicado antes, existen distintos tipos de reforzadores que podemos usar durante el entrenamiento. Aunque la comida (/38-snacks) y el juego son los más habituales, no debemos olvidar la importancia del refuerzo social.
La comida es el reforzador más común porque es rápido, efectivo y fácil de administrar. Pero no todos los perros reaccionan igual ante los mismos premios, así que conviene observar bien sus preferencias.
- Adapta el tamaño del premio a tu perro, es mejor usar premios blandos y pequeños. Evita recompensas muy secas o grandes, que pueden distraer al perro porque tarda en masticarlas.
- Ofrece recompensas de alto valor para situaciones difíciles o con muchos distractores. Elige algo que le encante (queso, salchicha, comida húmeda…).
- Variar los premios mantiene el interés del perro y evita que se aburra.
El juego, normalmente con una cuerda, una pelota o un mordedor, es un reforzador muy potente, especialmente para perros activos o con alta motivación social. Además fortalece el vínculo y añade diversión al entrenamiento.
Las felicitaciones sociales cómo un “¡muy bien!” acompañado de unos mimos, también puede ser un reforzador eficaz, sobre todo si el perro ya ha condicionado estas palabras a un refuerzo positivo. Aunque no suele ser suficiente por sí solo en fases iniciales de aprendizaje, tiene un gran valor para reforzar comportamientos ya consolidados.
3. Riñonera:
La riñonera nos permite tener las manos libres, acceso rápido a las recompensas y mantener la fluidez del entrenamiento. Para evitar crear un antecedente condicionante, es muy importante que la riñonera no esté a la vista del perro, lo ideal es colocarla de nuestra cintura y mantenerla detrás de la espalda.
4. Clicker:
El clicker es una herramienta muy útil basada en el condicionamiento operante. Emite un sonido claro y siempre igual, lo que nos permite marcar con precisión el momento exacto en el que el perro hace lo que queremos. Si usamos esta herramienta, es muy importante entrenar previamente y tener un timing muy preciso: el sonido debe darse justo después del comportamiento que queremos reforzar para no causar confusiones en nuestro perro.
5. Material para Target o Shaping:
Para entrenar trucos o comandos más avanzados, necesitaremos introducir materiales para target o moldeados. Estos objetos nos ayudan a enseñar conductas más complejas, permitiendo al perro pensar para resolver lo que le pedimos.
- Target (diana): Puede ser un puntero, nuestra palma de la mano o incluso un post-it. Se basa en enseñar al perro a tocar con la pata o el hocico un punto concreto y es ideal para guiar movimientos o iniciar habilidades complejas.
- Mat o esterilla (target): Sirve para enseñar al perro a ir a un lugar específico y quedarse allí. Es útil para trabajar la calma, la permanencia o para crear rutinas predecibles en casa o en entrenamientos.
- Conos, plataformas o bloques (shaping): Se usa el clicker para reforzar las aproximaciones. Podemos entrenar posiciones corporales, coordinación y propiocepción.
Antes de empezar
¿Cuándo y cómo entrenamos?
Escoger el momento del día adecuado para entrenar es crucial. El perro no puede estar hambriento, tiene que haber salido a hacer sus necesidades y tenemos que notar que esté predispuesto para trabajar. El adiestramiento tiene que ser un juego, una actividad divertida para pasar un rato juntos.
Duración de las sesiones
Las sesiones deben ser cortas, de entre 5 y 10 minutos, y podemos repetirlas varias veces al día. Lo ideal es hacer 10 repeticiones rápidas y dejar descansar, es clave mantener su interés y adaptar el ritmo a cada individuo. Recuerda que cada perro tiene una capacidad de concentración diferente que puede variar según su edad, raza, estado de salud o el trabajo realizado previamente.
¿Qué le vamos a enseñar?
Antes de empezar, deberíamos tener muy claro qué comportamiento queremos trabajar, cómo lo haremos y qué orden usaremos (verbal o gestual). Elige una sola palabra y/o gesto por comando, y asegúrate de repetirlos siempre igual. Empezamos la sesión con algún ejercicio fácil, subiremos la dificultad a la mitad y acabaremos con algo sencillo para finalizar con acierto y motivación.
¿Cómo medimos el progreso?
Anotaremos los avances, si en 10 repeticiones hay 8 aciertos, el perro está empezando a entender lo que le pedimos. Cuando consigáis mantener un 100% de aciertos durante varias tandas, puedes pasar al siguiente paso. Y recuerda que si falla, seguramente no es que no quiera hacerlo bien, si no que probablemente no nos estemos explicando correctamente.
- Primero guiamos con comida (luring).
- Luego guiamos sin comida y premiamos tras la acción.
- Reducimos poco a poco el gesto hasta dejar el mínimo necesario.
- Introducimos la orden verbal antes del gesto.
- Aumentamos el tiempo entre palabra y gesto.
- Finalmente eliminamos el gesto: solo queda la palabra.
Una vez el perro domine el ejercicio, podemos reducir los premios poco a poco, premiando solo algunas repeticiones al azar, como en una máquina tragaperras. Así mantenemos su motivación y reforzamos la conducta sin depender siempre de la comida.
Cuando hemos retirado la comida como refuerzo principal, usamos otros estímulos que motiven al perro (juego, felicitación, entorno) y, con el tiempo, el comportamiento aprendido se convertirá en una respuesta automática, casi inconsciente.
¿Y si salimos a la calle?
Al principio entrenamos en entornos tranquilos, como en casa. A medida que el perro progresa, añadimos distracciones poco a poco. Si notas que no responde igual en la calle que en casa, no pasa nada: retrocede un paso en el entrenamiento. Es parte del proceso de generalización.

Adiestramiento básico
Entrenar a tu perro con comandos básicos puede facilitar enormemente la convivencia en sociedad. Además, también puedes aprovechar estos ejercicios para resolver problemas comunes del día a día, como adiestrar un perro para que no tire de la correa durante el paseo. Este comportamiento, tan habitual en perros jóvenes o poco acostumbrados a caminar en calma, puede mejorarse con paciencia, consistencia y técnicas adecuadas. Uno de los ejercicios que te ayudará con esto es el comando "junto", que te explicamos más abajo.
Sentado
El ejercicio de “sentado” es uno de los primeros y más fáciles que podemos enseñar a nuestros perros. A continuación, te dejamos el paso a paso para que puedas entrenar en casa:
1. Guía con comida (sin palabra)
Con un premio en la mano en forma de pinza, muévela desde la nariz del perro hacia atrás, por encima de su cabeza. Al seguir el movimiento con la mirada, lo más probable es que se siente solo. En cuanto lo haga: “¡muy bien!” + premio.
En este paso todavía no usamos la palabra “sentado”. Solo buscamos que entienda el gesto.
2. Añadimos la palabra + guía sin comida
Cuando ya lo hace con facilidad, decimos la orden (por ejemplo, “sit”) justo antes de hacer el gesto, esta vez sin premio en la mano, y premiamos si lo hace bien. También empezamos a alargar el tiempo que permanece sentado, poco a poco, hasta llegar a 1 minuto.
3. Suavizamos el gesto
Dejamos de hacer el movimiento tan exagerado. Cada vez lo reducimos más, hasta que quede solo una señal sutil o incluso solo la palabra.
4. Añadimos tiempo de espera y distracciones
Trabajamos la permanencia aumentando el tiempo que debe esperar antes de recibir el premio o ser liberado. Poco a poco, también introducimos distracciones para reforzar el comportamiento aprendido.
Tumbado
El “tumbado” es otro de los ejercicios básicos que podemos enseñar fácilmente en casa. Es útil para trabajar la calma, la permanencia y el autocontrol. Aquí te dejamos cómo hacerlo paso a paso:
1. Guía con comida (sin palabra)
Empezamos desde la posición de sentado. Con un premio en la mano en forma de pinza, lo movemos desde la nariz del perro hacia el suelo, entre sus patas delanteras. Este movimiento lo animará a bajar el pecho y tumbarse. En cuanto lo haga: “¡muy bien!” + premio.
Todavía no usamos la palabra. Solo buscamos que aprenda el movimiento.
2. Añadimos la palabra + guía sin comida
Cuando ya lo hace con facilidad, introducimos la orden (por ejemplo, “down” o “tumbado”) justo antes de hacer el gesto, esta vez sin premio en la mano. Si lo hace bien, premiamos. También empezamos a trabajar para que mantenga la posición durante más tiempo, hasta llegar al minuto.
3. Suavizamos el gesto
Poco a poco reducimos la señal visual, hasta que se convierta en una gesto pequeño y claro, o solo la palabra.
4. Añadimos tiempo de espera y distracciones
Alargamos el tiempo que el perro debe permanecer tumbado antes de recibir el premio o ser liberado. También empezamos a introducir distracciones de forma gradual, para generalizar la orden a diferentes contextos.
Junto
El objetivo de este ejercicio no es que nuestro perro camine pegado todo el tiempo, sino que se trata de una herramienta útil para poder gestionar momentos concretos como calles estrechas, multitudes o cuando queremos enfocar su atención. Si te preguntas cómo adiestrar un perro para que no tire de la correa, este ejercicio es una excelente base, ya que promueve una caminata relajada y con conexión entre el perro y su guía. Aquí te explicamos cómo enseñarlo:
Antes de empezar
Elige un solo lado (izquierdo o derecho) para trabajar el ejercicio. Usaremos la mano del mismo lado que el perro para premiar, y la otra mano para sujetar la correa.
Es importante que la correa siempre debe estar relajada y si puedes, colócala detrás de tus piernas para que no moleste al caminar.
1. Colocación en posición inicial
- Con dos premios en la mano del lado elegido (en forma de pinza), muévela en forma de medio círculo hacia atrás, guiando al perro hasta que se coloque junto a tu pierna.
- Cuando esté bien colocado: “¡muy bien!” + premio. Esperamos un segundo y liberamos con un “okay” y lanzando un premio para que se separe.
- Repite esto varias veces. Cuando veas que empieza a colocarse solo al ver el gesto, ya puedes decir la palabra “junto” justo antes de hacer el movimiento.
2. Empezamos a andar
- Cuando se coloque fácilmente, coge 4 o 5 premios con la misma mano. Comienza a caminar despacio, con la mano pegada a tu pierna y a la altura de su nariz. Premia en cada paso que dé a tu lado.
- El último premio lo guardaremos para la liberación al final del ejercicio: “okay” + lanzar premio para que se separe.
El objetivo es que aprenda a mantenerse a tu lado, en paralelo, hasta que le des la señal de liberación.
3. Espaciamos los premios
Cuando veas que camina esperando el premio, empieza a entregarlo cada 2 o 3 pasos. Luego cada 4, 5… hasta llegar a 10 pasos premiando sólo al final.
Durante el ejercicio, puedes felicitarlo (“muy bien”) sin pararte.
Quieto
El ejercicio de “quieto” es muy útil para trabajar el control de impulsos y la tolerancia a separarse del guía en un entorno controlado. Aquí te explicamos cómo hacerlo, paso a paso:
1. Posición inicial y señal
Pedimos al perro que esté sentado o tumbado y levantamos la mano con el puño cerrado hacia nuestro pecho y lo mantenemos ahí para la permanencia.
2. Añadimos movimiento
Para subir la dificultad, empezamos a movernos, atrasando una pierna o dando un solo paso atrás. Esperamos unos segundos, volvemos y lo recompensamos con un “¡Muy bien!”, premio y felicitación social.
3. Añadimos tiempo
Comenzamos con 5 segundos de permanencia y aumentamos el tiempo de 5 en 5 segundos. Para subir de tiempo, debemos completar 5 repeticiones correctas consecutivas.
4. Subimos dificultad con distancia
Cuando conseguimos mantener la posición durante 2 minutos, añadimos distancia. Nos alejamos poco a poco, empezando con pocos segundos y aumentando el tiempo gradualmente.
5. Introducimos la palabra “quieto”
Al empezar a trabajar la distancia, añadimos la orden verbal “quieto” antes de hacer el gesto, para que el perro asocie la palabra con el ejercicio.
6. Barreras visuales
Cuando alcanzamos una distancia de 4 o 5 metros, introducimos barreras visuales, como muebles u objetos que dificulten la vista directa, para asegurar que puede mantener el "quieto" sin poder vernos.
El objetivo final es que el perro sea capaz de gestionar un “quieto” de hasta 10 minutos, sin verte y sin romper la posición.
Llamada
La llamada es uno de los comandos más importantes que debe aprender tu perro, y en caso de peligro debe ser 100% efectiva. Ten en cuenta que el ejercicio de la llamada no se considera completo si no podemos coger al perro.
1. Positivizar el agarre del arnés
El primer objetivo es que el perro asocie que estar sujeto del arnés es algo positivo, por eso siempre que premies, debes tenerlo agarrado del arnés.
- Guarda las recompensas en el bolsillo, fuera de su vista.
- Acércate con las manos vacías y, suavemente, extiende la mano para agarrar el arnés, mostrando el movimiento.
- Mientras sujetas el arnés con una mano, saca el premio con la otra para recompensarlo.
Evita movimientos bruscos para no generarle incomodidad o desconfianza. Si notas que se incomoda, sé más suave y paciente en las próximas veces..
2. Introducir la llamada
Elige una palabra corta y clara para la llamada, como “ven”, “aquí” o “come”. Usa esta palabra solo para practicar hasta que el perro venga siempre al 100%.
- Acércate a tu perro y pronuncia su nombre seguido de la palabra de llamada.
- Da un paso rápido hacia atrás para animarle a acercarse.
- Cuando llegue, agárralo del arnés y prémialo.
- Utiliza un tono de voz animado y movimientos rápidos para captar su atención.
3. Aumentar distancia poco a poco
Ve aumentando poco a poco la distancia, dando más pasos hacia atrás. Si ves que a distancias largas le cuesta venir, vuelve a distancias más cortas y haz más repeticiones .
4. Perfeccionar con distracciones
Para perfeccionar la llamada, añade dificultad poco a poco, alternando situaciones durante vuestros paseos:
- Distancia: Práctica en espacios abiertos y seguros.
- Distracciones: Comienza en ambientes tranquilos y poco a poco añade distracciones, como otros perros o juegos.
Consejos prácticos
Usa una correa larga al principio para poder acercarte sin perseguirlo.
Si dudas que venga, ve tú a buscarlo.
Conclusión
Adiestrar a un perro no es solo enseñarle a sentarse, tumbarse o venir cuando lo llamamos. Es una forma de entendernos mejor y facilitar la convivencia en familia y sociedad. Al final del día, no se trata de convivir con un perro perfecto, sino de disfrutar del proceso de aprender juntos, paso a paso, con paciencia, cariño y respeto.
Cada perro tiene su ritmo, sus motivaciones y su forma de aprender, y eso en parte, es la gracia de entrenar el adiestramiento. Aunque algunas veces puede resultar difícil, no luches por conseguir resultados rápidos ni órdenes impecables, busca la capacidad de escucha, la concentración y la conexión con tu perro.
¿Listo para empezar? Solo necesitas ganas, paciencia, constancia y muuuuuchos premios.