Tenemos infinitos tipos y razas de perros, tantos como perros hay: unos más grandes, otros más pequeños, unos con pelo largo, otros con pelo duro y, otros con pelo corto,... Puede ser complicado tratar de saber qué tipo de mantenimiento necesita el manto de nuestro perro, pero lo que está claro es que necesita un mantenimiento adecuado a sus características.
La importancia del manto
El manto, junto con la piel de nuestro peludo, es uno de las partes más importantes de nuestros peludos. Y es que la piel es el órgano con más superficie de su organismo. Es su mayor protección. Los protege frente al frío cubriéndolos y aislándolos, frente a la radiación solar actuando de pantalla protectora, e incluso frente a patógenos, ya sean parásitos o microorganismos como bacterias y virus, actuando como barrera biológica.
Si esta barrera se encuentra dañada o en mal estado, no podrá proteger a nuestros peludos frente a estos peligros. Si, por ejemplo, se ha rasurado el manto de un perro que tiene un tipo manto que no debe rasurar o cortar, la piel quedará muy expuesta a radiaciones solares y podría producirse quemaduras en toda su piel, así como también podría pasar frío e incluso llegar a tener una hipotermia porque no tiene forma de mantener el calor de su cuerpo.
Cómo diferenciar de forma básica los distintos tipos de manto y qué tratamientos necesitan cada uno
Para saber si tu perro necesita un tipo de tratamiento u otro, o saber si podemos córtale el perro a nuestro peludo, primero deberemos saber qué tipo de manto tiene. Y según su naturaleza, nos podremos hacer una idea de los tratamientos que necesita y los que no, para no cometer errores básicos.

Manto corto
El manto corto es el más fácil de distinguir y quizás uno de los más conocidos. Algunas razas de perros con este tipo de manto son el Bóxer, el Beagle, Pinscher, Bull Dog, Labrador Retriever, American Staffordshire Terrier,... Es un tipo de manto en el que el perro tiene todo el cuerpo recubierto de pelos cortos. Estos pelos se llaman cortos porque su crecimiento tiene un límite, estos pelos crecen de 1 a 4 cm. de longitud. Cuando los pelos llegan a su crecimiento máximo y a su última fase de vida, caen. Así el perro se va desprendiendo de su pelaje “viejo” progresivamente, y se vuelve a recubrir de nuevos pelitos cortos. Según la época, podemos ver que nuestro peludo pierde mucho pelo, y a veces incluso podemos llegar a preocuparnos, pero eso es porque hay unas épocas determinadas (según el clima y temperatura) donde esta renovación del manto es más notable.
El cuidado de este manto consiste en cepillados semanales, para ayudar al pelo muerto a desprenderse y que así pueda ir creciente el nuevo manto. Y, en época de muda, se recomiendan cepillados diarios con un cepillo de goma que ayuda a arrastrar el pelo muerto. Nunca se debe rasurar o cortar el pelo de un perro de manto corto, ya que lo dejaríamos sin ninguna protección cutánea. En muchos casos, los baños de perros con el manto corto se pueden realizar en casa con un producto adecuado ya que el pelo no se enreda y es de fácil secado. Algunos champús ideales para mantos cortos son Animally Puppy si tienes un cachorro o Arava Extrasuave para todo tipo de perro con pelo corto.