Cada verano las subidas de temperaturas van aumentando y afectan a miles de personas. A veces, nos limitamos a extremar nuestros cuidados y pensamos que somos los únicos que lo sufrimos, pero también existen muchos golpes de calor en perros y podemos detectar sus síntomas para frenarlos.
¿Qué es un golpe de calor en perros?
Para nosotros, una insolación es un trastorno cerebral, debido una exposición prolongada al calor provocado por una exposición solar, que se caracteriza por fiebres altas, mareos, vómitos e incluso convulsiones.
En los perros, un golpe de calor, es un trastorno grave que se presenta cuando no consigue disipar todo el calor que tiene el cuerpo del perro, aumentando así su temperatura fisiológica corporal y afectando al sistema nervioso central.
Muchos animales como los perros son más vulnerables que nosotros a los golpes de calor; mientras que los humanos transpiramos por todo el cuerpo -sudando-, ellos lo hacen únicamente por las patas y jadeando.
Por lo tanto, su sistema de termorregulación es mucho menos eficiente al de otras especies, como los caballos, que sí que transpiran por todo el cuerpo.
¿Qué perros son más sensibles a sufrir un golpe de calor?
El golpe de calor en perros no afecta a todos por igual. Los animales con menos capacidad de termorregular, serán más susceptibles a sufrirlo:
- Perros sénior: su organismo pierde capacidades
- Con obesidad: el exceso de grasa corporal puede dificultar la respiración y el proceso de pérdida de calor corporal
- Con enfermedades cardiorespiratorias: que les impiden termorregular de forma eficaz
- Perros braquicéfalos, como el bulldog francés o el inglés, a los que se les dificulta el paso del aire por su conformación de la cara

¿Cómo puedo prevenir un golpe de calor en perros?
- Mantener tu casa fresca para que ni tú ni tu peludo paséis calor.
- Evitar hacer ejercicio en las horas más calurosas.
- Evitar paseos en las horas de más sol. De esta manera también evitarás que sus patitas no estén en contacto con el suelo caliente y que se quemen. • Hacer paseos cortos.
- No dejarlos en el coche solos sin supervisión
- Proporcionar agua fresquita y a su disposición todo el día; es importante mantenerlos hidratados, por lo que habrá que estar mucho más pendientes.
- Proporcionar alimentos frescos y fáciles de digerir como yogures o helados para perros.