Los perros y gatos forman parte de nuestra vida y en ocasiones tendemos a pensar que comparten rasgos fisiológicos. Esto, está muy lejos de la realidad cuando se trata del sistema digestivo. Han evolucionado a partir de un ancestro común que separó sus linajes hace 55 millones de años. Resulta más que lógico y obvio pensar que sus requerimientos nutricionales, así como su sistema digestivo han evolucionado de diferentes formas. Podrían ser incluso más diferentes de lo que pensamos. No se trata solo de rasgos fisiológicos; también es una cuestión de comportamiento. Cualquiera que viva con perros y gatos sabe lo diferente que se comportan cuando comen y beben. Los gatos son lo que llamamos "comedores de bocaditos", es decir comen cuando quieren varias veces al día. Además, es bastante extraño pillarlos bebiendo. Alimentar a los gatos como si fueran perros pequeños puede tener consecuencias fatales para nuestros amigos.
El sistema digestivo está formado por diferentes órganos que se pueden dividir en principales y accesorios. Algunos de ellos son ampliamente conocidos y otros tienen nombres tan extraños como yeyuno. Los nombres son los mismos para gatos y perros, pero las diferencias se encuentran en todas partes dentro de sus tubos digestivos. El sistema digestivo es responsable de la digestión, es decir, de la transformación de los alimentos, para que puedan ser absorbidos y utilizados por las células de perros y gatos. Sus principales funciones son las de transporte de alimentos, secreción de jugos gástricos, absorción de nutrientes y eliminación de desechos (proceso de defecación).
Déjame guiarte a través de este viaje por el interior de los sistemas digestivos de perros y gatos y cómo funcionan. Antes de comenzar con diferencias y curiosidades sobre los sistemas de digestión canino y felino, no debe olvidarse que ambos son carnívoros y sus organismos están adaptados a este tipo de dieta.
Las diferencias comienzan desde el principio del tubo digestivo, la boca. Los perros tienen 42 dientes y mandíbulas fuertes que les permiten cortar, rasgar y triturar. Sin embargo, los gatos tienen 30 dientes afilados que pueden cortar y rasgar, pero no moler. Los molares del perro son fuertes y están adaptados a aplastar huesos fuertes, pero los molares de gato no están diseñados para realizar esta función. De hecho, los gatos tienen menos premolares y molares que los perros. Una cosa curiosa sobre la dentición de perros y gatos es que su esmalte es 5 y 10 veces más delgado, respectivamente, que el de los humanos.
Ambos tienen menos papilas gustativas que los humanos, pero los gatos, en este caso, son los ganadores en términos de escasez; nuestros amigos felinos tienen un promedio de 140 papilas gustativas y los perros alrededor de 1700. Es más, durante su evolución, los gatos se convirtieron en carnívoros estrictos, por lo que perdieron la capacidad de percibir el sabor dulce, porque los carbohidratos (azúcares) no son esenciales para un carnívoro como tal. A pesar de ser principalmente carnívoros, los perros son lo que llamamos carroñeros, por lo que no han perdido la capacidad de percibir el sabor dulce.
Los gatos y los perros carecen de una molécula llamada amilasa en su saliva. La amilasa es la responsable de pre-digerir los carbohidratos como el almidón de los cereales.
El estómago del perro puede expandirse hasta alcanzar grandes volúmenes, pudiendo llegar a los 8 litros en especies gigantes, por lo que pueden ingerir grandes volúmenes de comida. Los gatos, por el contrario, tienen un estómago que no puede expandirse con tanta facilidad, y por eso comen varias veces al día, ingiriendo pequeñas cantidades de alimento cada vez. La acidez de estómago, tanto del perro como del gato, es menor que la del humano, lo que les permite digerir los huesos y luchar contra las bacterias dañinas que podrían ingerir al comer presas.
El tiempo de tránsito de la comida a través del estómago y los intestinos también varía entre nuestros amigos peludos. Es de 8 a 14 horas en perros y de 4 a 12 horas en gatos. Ambos tienen los intestinos delgado y grueso más cortos que los humanos, pero el de los felinos son los más cortos debido a su característica de carnívoros estrictos. Sus intestinos están adaptados a digerir proteínas y grasas, pero no para digerir el almidón de los cereales. Los intestinos largos son típicos de los animales que se alimentan de dietas que incluyen verduras y frutas, porque se necesita más tiempo para digerir este tipo de alimentos. Dado que los perros tienen intestinos un poco más largos que los gatos, pueden digerir una pequeña cantidad de verduras.
En resumen, las diferencias entre los sistemas digestivos de perros y gatos son notables y debemos prestar más atención a lo que damos de comer a nuestros amigos peludos. Como dije al principio de este artículo, alimentar a los gatos como si fueran perros, podría tener consecuencias fatales.
María-Jesús Zurbano González
Doctora en Biología por la Universidad de Barcelona (Programa de Biopatología en Medicina).
Asesora científica y nutricional de Guau&Cat.
Contacto: aryadolca@gmail.com

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