Establecer normas y límites con tu cachorro
Establecer normas y límites es necesario para garantizar una convivencia sana. Es por esto que los cachorros necesitan referencias claras y coherentes para aprender a convivir en sociedad.
Es importante tener en cuenta que, para los perros y demás animales, no existe el bien o el mal; la moralidad es una invención humana. Sus acciones están motivadas por una necesidad y prueban diferentes estrategias hasta que alguna les funciona. Para que los límites tengan sentido, es fundamental ser coherentes: debemos garantizar que sus necesidades están cubiertas y no podemos permitir hoy lo que mañana corregimos, porque eso solo genera confusión.
Tener una estructura clara y saber qué se espera de ellos les da seguridad y les ayuda a autorregularse.
También habrá momentos en los que, por excitación o falta de regulación emocional, no podamos redirigir ni relajar al cachorro. En esos casos, y solo si lo hemos entrenado previamente, podemos usar herramientas como el "No informativo" (para indicar que algo no nos gusta) o el "Time out" (pausa social para volver a la calma).
Enseñar al cachorro a quedarse solo
Aprender a quedarse solo debe ser un proceso que se construye poco a poco. La clave está en entrenar la autonomía de nuestro cachorro, la capacidad de hacer cosas solo, desde el principio, y así evitar en el futuro problemas relacionados con la separación.
Para empezar a trabajarlo, el objetivo es que aprenda a estar solo acompañado, o sea, con nosotros en casa:
- Prepara una zona delimitada para el cachorro, con todo lo que necesita: juguetes interactivos, mordedores, empapadores, comida, agua y una cama cómoda.
- Establece momentos del día en los que estéis en la misma habitación, pero sin interactuar de forma directa. Puede estar descansando o entretenerse con alguna actividad. Si se muestra tranquilo, podéis probar en habitaciones separadas.
- Practica pequeñas salidas sin despedidas dramáticas. Indícale que te vas con una señal verbal como “ahora vengo”.
- Al volver, salúdalo con calma. Si está tranquilo, puedes reforzarlo con caricias suaves o un tono de voz amable. Si está alterado, espera a que se relaje un poco antes de acariciarlo.
El objetivo es que aprenda que estar solo es parte de la rutina, que aparecen estímulos agradables cuando nos vamos y que siempre volvemos.
Primeras manipulaciones: veterinario, cepillado y más
Las visitas al veterinario, el baño, el cepillado, revisar orejas o cortar uñas no deberían ser una batalla. Para acostumbrarlo, hay que generar aprendizajes basados en experiencias positivas desde los primeros contactos.
A continuación, te dejamos algunos tips para las diferentes situaciones que pueden resultar novedosas en la vida de tu cachorro:
- Empezamos manipulando suavemente todo su cuerpo a diario: boca, orejas, patas, uñas, barriga, cola, etc. Aprovechamos los momentos de calma, como si fuera un masaje, y sin forzar.
- Si se incomoda o se agobia, paramos. Que entienda que respetamos sus señales, y volvemos a intentarlo más adelante, con más suavidad.
- Asociaremos las manipulaciones a cosas positivas o que le gusten. Por ejemplo, podemos ofrecer comida que le guste o caricias.
- Practicaremos con diferentes personas, que sigan nuestras indicaciones. Así practicamos que generalice con más personas, como el veterinario.
Por último, un punto clave: que las primeras visitas al veterinario o a la peluquería sean solo de presentación. Solamente exploraciones muy sutiles, premios y caricias si las quiere, para crear una asociación positiva. Deberíamos evitar vacunas, cortes o experiencias que puedan resultar traumáticas en estos primeros encuentros.